Un grupo de investigadores de la Universidad de Salamanca ha publicado un estudio en el que demuestra que el uso de espejos puede aumentar la eficiencia de las plantas termosolares.
El Grupo de Investigación en Optimización Energética, Termodinámica y Física Estadística del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Salamanca (USAL) ha probado un nuevo modelo de plantas termosolares que aumentan su eficiencia gracias al uso de espejos.
El estudio se basa en una simulación matemática por ordenador que mejora la tecnología actual de las plantas de energía solar. La clave está en el uso de un conjunto de espejos, denominados heliostatos como encargados de recibir la energía solar que luego se concentra en un receptor. Por este receptor circula un gas que se calienta «a muy altas temperaturas» (hasta superar los 1.000 grados centígrados) y realiza un ciclo termodinámico «de alta eficiencia».
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El director de la tesis y profesor del Departamento de Física Aplicada del Estudio salmantino, Alejandro Medina explica que, de momento, lo que han presentado es un estudio teórico, pero «que se puede incorporar a plantas reales con el objetivo de optimizar su funcionamiento en el futuro, para que sean más eficientes y consuman menos combustible».
Los investigadores aseguran que además de aumentar la eficiencia, el uso de combustibles como el biogás permite que las plantas sigan funcionando en días sin sol para eliminar así la gran barrera de la energía fotovoltaica.
El proyecto logra transformar la energía que viene del sol en energía mecánica por el efecto del calor, y luego en energía eléctrica «de forma limpia y aprovechando en todo momento los recursos naturales no contaminantes», explican los autores en declaraciones recogidas por EuropaPress.
A falta de una prueba real
María Jesús Santos Sánchez, también directora de tesis y profesora de la USAL, añade: «si no se dimensiona adecuadamente el funcionamiento de una planta, puede ocurrir que no sea todo lo eficiente que debería y aumente el consumo de combustible fósil. Por eso es tan importante validar los datos reales de una planta, aplicar nuestro método y demostrar si avanzamos en eficiencia, para que cuando se haga la inversión seria, se haga de una forma optimizada».
«Vamos un poco más allá respecto a las plantas que tenemos en la actualidad. Nuestro modelo termodinámico predice cómo pueden ser más eficientes para que los ingenieros lo tengan en cuenta a la hora de llevar a cabo los diseños del futuro«, ha asegurado Alejandro Medina. Y aporta un ejemplo: las medidas en favor del transporte eléctrico para reducir la contaminación, pero si se da el cambio de la combustión por energía eléctrica, «esa electricidad debería ser generada de forma limpia; de lo contrario, no tendría sentido».
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.