El sábado se desarrolló, de 20:30 a 21:30 horas, la ‘Hora del Planeta’ en todo el mundo. Una iniciativa que consiste en apagar las ‘luces’ durante una hora y que se ha convertido en la mayor acción global en defensa del medio ambiente, planteándose ya crear una comunidad global interconectada -formada por individuos, empresas, ayuntamientos y centros educativos- que apueste por la eficiencia y autosuficiencia energética.
En 2012, más de 7.000 ciudades de 150 países apagaron las luces de sus principales monumentos y edificios emblemáticos como la Torre Eiffel de París, Times Square en Nueva York, el Cristo Redentor de Rio de Janeiro, el Duomo de Milán, la Puerta de Brandenburgo o el puente Golden Gate en San Francisco.
La Hora del Planeta comenzó a celebrarse en Sidney en 2007. Ese año dos millones de personas secundaron la iniciativa y, tan solo un año después, en 2008, más de 50 millones de personas de 370 ciudades de 35 países participaron en esta iniciativa, promovida por la organización independiente WWF (World Wildlife Fund). Durante las pasadas ediciones, la campaña alcanzó una participación mundial sin precedentes, y contó con la implicación de más de 35.000 compañías en todo el mundo, más de 500 en nuestro país.
En España, además del apagado de luces en monumentos y edificios como la Puerta de Alcalá, la Alahambra, la Sagrada Familia o el Museo Guggenheim, La Hora del Planeta 2013 dio un paso más y pidió a los ayuntamientos que se comprometiesen y asumiesen medidas para ganar en eficiencia energética. Un pequeño respiro y un gesto para concienciar a la ciudadanía sobre el ahorro y la eficiencia energética y animarla a sumarse a la iniciativa de la Hora del Planeta. Y es que, lo que consumen nuestros hogares, supone un 26% de la energía que se gasta en el país.
Desde los años 90, el gasto energético de las viviendas ha crecido a un ritmo cinco veces superior al aumento de la población, según el Instituto de la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE). No obstante, el consumo energético doméstico ha menguado alrededor de un 4%. Pero no por conciencia medioambiental, sino debido a la crisis económica.
El sábado se desarrolló, de 20:30 a 21:30 horas, la ‘Hora del Planeta’ en todo el mundo. Una iniciativa que consiste en apagar las ‘luces’ durante una hora y que se ha convertido en la mayor acción global en defensa del medio ambiente, planteándose ya crear una comunidad global interconectada -formada por individuos, empresas, ayuntamientos y centros educativos- que apueste por la eficiencia y autosuficiencia energética.
En 2012, más de 7.000 ciudades de 150 países apagaron las luces de sus principales monumentos y edificios emblemáticos como la Torre Eiffel de París, Times Square en Nueva York, el Cristo Redentor de Rio de Janeiro, el Duomo de Milán, la Puerta de Brandenburgo o el puente Golden Gate en San Francisco.
La Hora del Planeta comenzó a celebrarse en Sidney en 2007. Ese año dos millones de personas secundaron la iniciativa y, tan solo un año después, en 2008, más de 50 millones de personas de 370 ciudades de 35 países participaron en esta iniciativa, promovida por la organización independiente WWF (World Wildlife Fund). Durante las pasadas ediciones, la campaña alcanzó una participación mundial sin precedentes, y contó con la implicación de más de 35.000 compañías en todo el mundo, más de 500 en nuestro país.
En España, además del apagado de luces en monumentos y edificios como la Puerta de Alcalá, la Alahambra, la Sagrada Familia o el Museo Guggenheim, La Hora del Planeta 2013 dio un paso más y pidió a los ayuntamientos que se comprometiesen y asumiesen medidas para ganar en eficiencia energética. Un pequeño respiro y un gesto para concienciar a la ciudadanía sobre el ahorro y la eficiencia energética y animarla a sumarse a la iniciativa de la Hora del Planeta. Y es que, lo que consumen nuestros hogares, supone un 26% de la energía que se gasta en el país.
Desde los años 90, el gasto energético de las viviendas ha crecido a un ritmo cinco veces superior al aumento de la población, según el Instituto de la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE). No obstante, el consumo energético doméstico ha menguado alrededor de un 4%. Pero no por conciencia medioambiental, sino debido a la crisis económica.