Tras la reelección de un gobierno conservador en el país y el nombramiento de Ambar Rudd como secretaria de Energía y Cambio Climático, el sector renovable de Reino Unido vive con el alma en vilo. El Gobierno quiere reducir las retribuciones a las nuevas instalaciones a partir de 2016, y para la fotovoltaica de menos de 10 kW rebajar las ayudas hasta desaparecer en 2019.
En junio pasado, el Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC) de Reino Unido anunció que iba a dejar a la eólica terrestre fuera del régimen de obligación de energías renovables (RO), el esquema de subsidios más importante del país, porque el gasto que se estableció era mayor de lo esperado. Un mes más tarde, reveló que estaba iniciando consultas para ver si le ocurría otro tanto a la energía solar fotovoltaica de hasta 5 MW además de cómo recortar las subvenciones para el resto de renovables.
Grandes recortes al autoconsumo
Los recortes afectarían a proyectos hidráulicos, a la fotovoltaica y a la eólica, para tratar de ahorrar en gasto público de 75 millones de libras en 2016 a 100 millones a 2018/19. Una de las medidas para conseguir no gastar tanto, sería reducir un 87% el apoyo a las instalaciones de autoconsumo (fotovoltaica y minieólica), un 82% a la fotovoltaica en tejados comerciales, y hacer recortes devastadores a la eólica terrestre. Además pretende modificar las reglas para evitar ampliaciones de potencia de las instalaciones existentes.
Alrededor de 700.000 hogares ya han instalado paneles solares desde 2010 en Reino Unido para poder acogerse a un pago de la luz libre de los impuestos a cambio de la devolución de la electricidad generada a la red eléctrica. La tasa de pago se ha reducido casi todos los años para los que han accedido a este régimen. Además, los paneles solares ahora cuestan alrededor de £ 6,800 (unos 9.000 euros) para un típico sistema de 4 kW, cuando hace tres años el coste superaba los 8,400 £ (unos 11.500 euros), según datos del Código de Consumo de Energía Renovable.
Pero no hay que olvidar que esta reducción en la subvención se aplicaría a nuevas instalaciones a partir de 2016, con lo que no tendría carácter retroactivo como ha ocurrido en España, y quedaría así: para proyectos fotovoltaicos de menos de 10 kW pasaría de los actuales 125 libras por MWh a 16,3 libras por MWh. También se plantea una reducción paulatina de esa tarifa de apoyo de manera trimestral hasta anularse definitivamente en 2019.
El resto de tecnologías también verían fuertemente reducida su prima de generación.
Vivir sin ayudas
El Gobierno inglés reconoce que existe la posibilidad de que los cambios puedan provocar rebajas en los precios de instalación de los paneles fotovoltaicas y espera que la industria resista, pero recuerda que Reino Unido ya ha superado los objetivos europeos de instalación de energía solar a pequeña escala y eólica de 2020.
Este rápido desarrollo de las tecnologías limpias en los últimos años significa que ha habido un considerable exceso de gastos en las ayudas, según el gobierno, y por eso tiene que reducirse. “A medida que los costes bajan y la inversión en tecnología sostenible se hace más fácil para la industria renovable, se puede sobrevivir sin subsidios. La consulta lanzada es parte de lo que prometimos para asegurar los consumidores de pagar lo menos posible por la electricidad”.
Sin embargo, para Greenpeace las subvenciones que el gobierno pretende destinar a las tecnologías verdes en 2018 sería de aproximadamente la mitad de lo que se gasta en la industria del carbón.
Para la Asociación de Comercio Solar (STA), las propuestas no son buenas noticias y la idea de que los planes de ayudas podrían terminar para los nuevos participantes se convertiría en una profecía autocumplida.
El periodo de consulta sobre los cambios propuestos finalizará el 23 de octubre.