Me preguntan por las interconexiones y lo agradezco, porque la pregunta no ha venido acompañada de ninguna cautela o sugerencia, cosa que parece obvia pero que tiene sus excepciones como más adelante comento. No se puede concebir un mercado único de la electricidad sin una infraestructura física que permita que la energía eléctrica circule entre los países de la UE.
Dentro de cada país hace mucho que esto es posible, aunque no siempre de forma perfecta (en España hay instalaciones de producción que no pueden vender su energía porque la red de transporte es insuficiente), pero las principales restricciones están en las fronteras entre países.
Los mercados financieros pueden hacer que las transacciones económicas multipliquen la capacidad real de las interconexiones, especialmente cuando los países son autosuficientes como es el caso de la UE, pero esto lo que hace es apuntalar un modelo de “islas” que es justo lo que no se quiere.
Con un mercado único de la electricidad lo que se pretende es que a los consumidores de energía eléctrica les llegue la producción más eficiente esté donde esté. España es el principal suministrador de sol de la UE, Alemania de coches y el mercado dirá quien el de energía eléctrica, pero para esto es imprescindible una capacidad de interconexión suficiente.
Las empresas que están a favor del mercado, y las empresas eléctricas españolas lo están, siempre se han posicionado a favor del incremento de la capacidad de las interconexiones. En algún momento he apreciado cierta desconfianza en quienes opinaban que las empresas debían estar a favor de un mercado cautivo, sin darse cuenta de que quienes ya no están cautivas son las empresas y basta ver el grado de internacionalización de las que hoy operan en España, para las cuales la actividad nacional es tan sólo una tercera parte de su actividad total.
Un mercado amplio y sin limitaciones de tránsito (interconexiones suficientes) es imprescindible para hacer posible la libertad de inversión, allí donde sea más eficiente y más rentable.
Pero este deseo de reforzar las interconexiones no debe servir de excusa para hacerlo a cualquier coste, sería absurdo embarcarnos en proyectos cuyo coste anule o incluso supere los beneficios de la ampliación del mercado. Y aquí retomo lo anunciado en el primer párrafo: las preguntas dirigidas.
Hace bien poco hemos tenido que contestar la Consulta de la Unión Europea sobre una lista de Proyectos de Interés Común que se derivan del último Ten-Year Network Development Plan, en la que sólo era posible contestar si o no, con la posibilidad de añadir un comentario al respecto para que no se diga. Por ejemplo, para cada proyecto propuesto se preguntaba si contribuía a la integración / sostenibilidad / seguridad del suministro / competencia del mercado y por tanto necesario desde una perspectiva de política energética europea.
Es evidente que cualquier aumento de las interconexiones favorece el mercado, pero esto es obvio y no es necesario preguntarlo, salvo que luego se quiera decir que el 90% de los encuestados consideran que la lista de proyectos es beneficiosa para la integración de los mercados, y digo el 90% porque algunos más despiertos que yo se habrán dado cuenta de que hay que contestar que no, para que por lo menos se lean tus comentarios.
La lista incluye proyectos faraónicos, como la línea submarina en la bahía de Vizcaya, que no son rentables ni para el Sistema Europeo ni para España y sin embargo se ignoran propuestas realizadas desde España (Líneas aéreas Navarra-Burdeos; Sabiñanigo-Marsillon y Monzón-Cazaril) tan útiles o más y considerablemente más económicas.
En resumen, SI al refuerzo de las interconexiones, NO a los costes injustificados cuando existen soluciones rentables para nuevas líneas y la posibilidad de incrementar la capacidad de algunas de las existentes.
Alberto Bañón, Director de Regulación y Asuntos Económicos de UNESA (Asociación Española de la Industria Eléctrica).