La parada a la entrada de biodiésel argentino a España que se produjo en abril mediante Regulación de asignación de cantidades, publicada en el BOE nº96 de 21/4/2012 dificultó en gran medida las exportaciones de biodiésel argentino que significaban el 70% de su totalidad. Además, por una denuncia de anti-dumping contra Argentina presentada por la Asociación Europea de Biodiésel ante la Comisión Europea, están en peligro las ventas al resto del viejo continente. A esto, el Gobierno argentino le ha sumado un aumento de las tasas de derecho a las importaciones del 14,17% al 24,24%, lo que supone un incremento de casi el doble de los impuestos. Con todo esto se está poniendo en peligro el sector que tiene sus mayores industrias en Santa Fe y Buenos Aires.
Gracias a la política de promoción del entonces presidente Néstor Kirchner desde 2003, la producción de biodiésel tuvo un crecimiento exponencial. Con inversiones acumuladas de 4.800 millones de pesos, se logró para este año una capacidad productiva de 3,4 millones de toneladas, de las cuales 800 mil quedaron para el consumo interno y el resto para la exportación.
El año pasado, el sector sumó exportaciones por valor de dos mil millones de dólares, por lo que el Gobierno nacional entendió que estaba “maduro”, y que podía elevar la tasa a la exportación, eliminar el reintegro de las retenciones del 2,5% y bajar un 18% el precio en el mercado interno. La consecuencia ha sido que siete empresas de Santa Fe piensan cerrar porque el coste supera al precio de venta. Cerradas las puertas al exterior, el precio de mercado argentino, sin las correspondientes subvenciones a la fabricación es demasiado bajo para su producción y comercialización local.
En estos momentos las Asociaciones argentinas de biocombustibles están en negociaciones con el Gobierno para tratar de solucionar su futuro, y el de 6.000 puestos de trabajo que dependen de esta industria.