La situación energética de Reino Unido se encuentra en jaque, ya que pretenden que sus fuentes de energía sean virtualmente libres de carbono para el año 2030 y además debe reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80% en 2050 respecto a los niveles de 1990. El Ejecutivo de David Cameron no ve otra salida que recurrir al fracking de gas esquisto para conseguirlo.
Sin embargo, sus propuestas para fomentar la hidrofractura de gas natural ha generado una ola de protestas este verano, ya que a casi tres cuartas partes de los votantes del país anglosajón no sólo les importan los costes de la energía sino que están claramente preocupados por el cambio climático, según una encuesta nacional publicada por el londinense Centro de Investigación de Energía del Reino Unido. Aunque por otro lado, más del 80% piensan que están “bastante o muy preocupados” porque la electricidad y el gas sean inasequibles en los próximos 10 a 20 años.
Captura de carbono y nucleares
El Gobierno ha estado planeando reducir drásticamente las emisiones con estrategias de baja emisión de carbono, como nuevos reactores nucleares y sistemas de captura de carbono, así como sistemas de almacenamiento de energía en las plantas eléctricas existentes, pero siguen siendo demasiado caras de construir. Y el gas natural convencional del Mar del Norte, que podría dar más tiempo para la ampliación de las energías renovables, es cada vez menor. Un auténtico atolladero energético que le ha llevado a recurrir al gas de esquisto.
Además, si el Reino Unido no es capaz de encontrar un suministro asequible de gas natural a través de la hidrofractura de sus depósitos de esquisto, puede que tenga que reiniciar la actividad de las plantas eléctricas de carbón para mantener las luces encendidas en las próximas décadas.
Para cumplir con los objetivos de la Cumbre del Clima, la industria de energía del Reino Unido tendría que reducir su intensidad de carbono de más de 500 a 50 gramos de dióxido de carbono por kilovatio-hora en 2030, según el Comité sobre el Cambio Climático. Y eso supone, entre otras cosas, que el 60% de los vehículos nuevos vendidos en 2030 deberían ser eléctricos, para pasar al cien por cien en 2035.
Mediocre capacidad de energía renovable
La energía solar potencial de Gran Bretaña palidece así como la duda sobre la capacidad industrial para crear plataformas de energía eólica marina en la próxima década, por lo que le pasan el testigo a la energía eólica, procedente de granjas alejadas de la costa.
Pero, para el Gobierno, la inversión en otras opciones como sistemas de captura de carbono y centrales nucleares es, en la actualidad, inexistente. Solo hay programados dos proyectos de captura, un consorcio liderado por Shell en la central eléctrica de Peterhead en Escocia y un segundo en una planta de carbón en el norte de Yorkshire. Las decisiones sobre estos proyectos no se tomarán antes de 2014 o 2015.
La construcción de reactores nucleares está aún más atrasada con un solo proyecto: una propuesta de la compañía eléctrica francesa Electricité de France para construir un reactor EPR de 1.600 megavatios en la central nuclear de Hinkley Point, que tiene programado para el año 2023 el cierre de sus reactores de la era de los años 70.