El Banco Mundial ha comprometido 1.000 millones de dólares para un nuevo programa mundial destinado a acelerar las inversiones en el almacenamiento de energía en los países en desarrollo y de renta media. Se prevé que el programa ayudará a esos países a incrementar el uso de energías renovables —en particular, de energía solar y eólica—, mejorar la seguridad energética, aumentar la estabilidad de la red y ampliar el acceso a la electricidad.
La previsión indica que los 1.000 millones de dólares americanos del Banco Mundial permitirán movilizar otros 4.000 millones, en condiciones favorables, de inversiones públicas y privadas para actividades relacionadas con el clima. El programa apunta a financiar 17,5 GWh de almacenamiento en baterías para 2025, es decir, más del triple de los 4-5 GWh con los que cuentan actualmente todos los países en desarrollo.
“El almacenamiento de energía en baterías puede ayudar a los países a ampliar el acceso a la energía y sentar las bases para establecer sistemas mucho más ecológicos y estables”
“Para los países en desarrollo, esto puede ser un cambio decisivo”, ha declarado el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “El almacenamiento de energía en baterías puede ayudar a los países a pasar directamente a la nueva generación de tecnologías aplicables a la producción de energía eléctrica, ampliar el acceso a la energía y sentar las bases para establecer sistemas mucho más ecológicos y estables” ha manifestado Kim.
Soluciones de almacenamiento en condiciones difíciles
En la actualidad, las baterías que se utilizan en los sistemas de generación de energía son costosas y la mayoría de los proyectos se concentran en los países desarrollados. Mediante el programa Aceleración del Almacenamiento de Energía en Baterías como Instrumento de Desarrollo, creado en respuesta a la demanda de los países, se financiarán inversiones como parques solares a gran escala con baterías de almacenamiento, sistemas sin conexión a la red —incluidas las minirredes— y baterías individuales que puedan ayudar a estabilizar y fortalecer las redes, y se eliminarán los riesgos de dichas inversiones.
Se respaldarán tecnologías de almacenamiento adaptadas a las necesidades de los países en desarrollo, como las baterías resilientes de larga duración
Asimismo, se respaldarán proyectos de demostración a gran escala para nuevas tecnologías de almacenamiento adaptadas a las necesidades de los países en desarrollo, como las baterías resilientes de larga duración, -que funcionan en condiciones difíciles y resisten altas temperaturas-, y que presentan riesgos ambientales mínimos.
“Las baterías son fundamentales para descarbonizar los sistemas energéticos. Nos permiten almacenar energía solar y eólica, y utilizarla cuando más se necesita para proporcionar a las personas energía ecológica y asequible las 24 horas del día”, ha afirmado el Dr. Kim. “Instamos a nuestros asociados a unirse a nosotros e igualar las inversiones que estamos haciendo. Nosotros podemos crear nuevos mercados para el almacenamiento de energía en baterías en países con un gran potencial para la generación de energía solar y eólica, una creciente demanda energética y poblaciones que aún viven sin un suministro estable de electricidad” concluye el presidente del Banco Mundial.
Apuesta del Banco Mundial por el almacenamiento energético
El nuevo programa también permitirá reunir a un equipo mundial para el estudio y la investigación dedicado al almacenamiento de energía en baterías, involucrando a laboratorios nacionales, instituciones de investigación, entidades de desarrollo y organizaciones filantrópicas para fomentar la cooperación y la capacitación tecnológicas a nivel internacional que puedan desarrollar y adaptar nuevas soluciones de almacenamiento, según las necesidades y condiciones de los países en desarrollo.
El Banco Mundial trabaja desde hace varios años con los países para impulsar el uso de baterías en la generación de energía solar y eólica, con proyectos actualmente en desarrollo en África, Asia meridional y el Pacífico. Asimismo, ha financiado alrededor del 15 % de la capacidad fija de almacenamiento de energía en baterías ya utilizada o actualmente en desarrollo de los países en desarrollo, en su mayoría a través de proyectos de minirredes, y en estados insulares para incrementar la resiliencia.